El color ha inundado este hogar de 42 metros cuadrados de un modo sorprendente y dando una identidad diferente a cada espacio

Rojo, verde, azul y amarillo han sido los cuatro colores elegidos para las cuatro estancias de la vivienda en un proyecto de reforma singular

El color ha inundado este hogar de 42 metros cuadrados, dándole una identidad diferente a cada espacio. La diseñadora española afincada en Londres, Sara Leonor, ha inundado de diseño y de colores vibrantes este exclusivo apartamento  de un centenario Mansion Block de la zona de King’s Cross de la capital británica.

Mientras que las tonalidades verdes se muestran en la cocina, las amarillas cubren el cuarto de baño, las azules en el dormitorio de la pareja y los tonos rojizos protagonizan las paredes del salón comedor. Cuatro colores para las cuatro estancias de la vivienda. La residencia se ubica en una de las manzanas más lujosas de la zona de King’s Cross, que data de 1905, y está valorada actualmente en medio millón de euros.

En la cocina, verde, se ha optado por panelar todos los electrodomésticos para generar una imagen continua y lineal, que combina baldosas y paredes pintadas, que amplía la percepción visual de la estancia, amplificada con las tonalidades blanquinegras de las baldosas del suelo, diseño de Nathalie Du Pasquier para Mutina. La encimera en tonos metálicos y cobrizos se inspira en la tradicional estética industrial londinense. En el planteamiento de diseño, se creó un armario para las escobas y se generó un espacio adicional para el congelador.

En el baño, amarillo, se han ubicado el inodoro y el lavabo de hormigón hecho a medida al fondo de la estancia y se ha optado por una bañera redondeada en la zona frontal, para facilitar el paso de los propietarios. Sara Leonor optó por un espejo con armario en forma de U para dotar de profundidad y por una cortina transparente que contribuye al mismo fin. Con una puerta corredera y baldas se disimula la chimenea y, en la parte superior, se ubicó una malla metálica donde poder ubicar plantas y toallas.

En el dormitorio principal, azul, se respetó el armario empotrado original, que se replicó en el lado contrario de la habitación, con el mismo estilo. Las molduras se vistieron con un papel pintado con motivos vegetales, que se prolongó también en el techo y aporta un detalle artístico a la habitación.

Se eliminaron las estanterías previas y el cabecero de la cama para aprovechar al máximo el espacio, con una cama canapé, una librería en la zona superior de la pared y mesillas empotradas, además de con un tocador integrado y un zapatero también en altura.

En el caso del comedor, rojo, se ha generado un espacio polivalente en menos de 15 metros cuadrados que sirve de salón, sala de fiestas y comedor con una mesa de centro extensible y ampliable que puede acomodar a hasta seis personas.

El rojo define la zona inferior y superior de la estancia mientras que el blanco de la franja central aporta un entorno neutral para los objetos decorativos de la pareja, que quiso conservar, además, la cómoda original. Gracias a una bancada en zona de L se genera espacio para las visitas, al tiempo que se guarda la colección de discos y se oculta el radiador de la estancia.

Junto a la puerta se ha generado, además, un espacio de trabajo con un escritorio situado contra la pared, con un sistema de panelado que oculta el cableado de los dispositivos electrónicos. El mueble bar y la camarera metálica se han elegido a conciencia para el espacio, así como el sofá, que incluye en su interior una cama para las visitas. ¿Qué os parece el resultado?

Más información | Sara Leonor

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