Aunque de entrada yo no soy muy partidaria de los muebles de corcho porque me da la impresión de que alguien los rascará y acabará por medio deshacerlos, estos taburetes inspirados en el tapón de una botella, diseño de Manuel Welsky, me han gustado mucho, por el contraste de la estructura de metal y el centro en corcho y por la forma en si.
Es curioso que la altura de los taburetes se puede modificar girando el corcho en la estructura de metal hacia arriba o hacia abajo, como en los tapones de rosca, eso además es práctico porque nos permite adaptar el asiento a la situación y a la altura de más de una mesa, o de una barra o isla de cocina y una mesa de comedor.
Imagino que el corcho está tratado para que no sea fácil de romper y para que resulte resistente, pero ya os digo que a mi siempre me provoca cierta desconfianza, yo soy la primera que en un momento de estrés me puedo poner a rascar su superficie casi de forma inconsciente y si el corcho no tiene algún barniz o algo que lo proteja el resultado podría ser desastroso.
Vía | Stilsucht En Decoesfera | Una mala idea: una silla infantil de corcho