En enero, se aprovecha la tierra húmeda, brotes tímidos y las ganas de una nueva temporada
Con el arranque del año, el invierno se instala con firmeza y el huerto parece entrar en reposo. Sin embargo, enero es mucho más activo de lo que aparenta, es el mes en el que se planifica la nueva temporada, se cuida el terreno y se adelantan algunas siembras que agradecerán el frío para germinar con fuerza de cara al nuevo año.
Incluso en huertos urbanos o pequeños jardines decorativos, este periodo es clave para sentar las bases de un espacio verde saludable y productivo de lo que será nuestra futura cosecha. Por eso, si creías que en enero te ibas a librar de la siembra... ¡estas equivocado!
Siembras de enero
Aunque las temperaturas son bajas, hay cultivos que encuentran en el invierno el momento ideal para comenzar su ciclo. Para un huerto doméstico o incluso para balcones y terrazas enero permite iniciar el ciclo de algunas siembras como:
- Lechugas y escarolas en semillero protegido. Son plantas rústicas que soportan bien el frío y permiten disfrutar de hojas tiernas a finales del invierno.
- Cebollas y puerros. Su desarrollo es lento, por lo que conviene adelantarlos cuanto antes en bandejas o cajones de germinación.
- Acelgas y espinacas. Pueden sembrarse directamente si el clima no es extremadamente frío, o en semillero para luego trasplantar.
- Rábanos y zanahorias temprana. En zonas templadas, se pueden sembrar al aire libre. Estos cultivos se adaptan bien a huertos de pequeño tamaño.
- Aromáticas resistentes como perejil o cebollino. Perfectas para macetas decorativas en la cocina o junto a una ventana soleada.
En climas más fríos, un simple invernadero de terraza, una campana de plástico o incluso una estructura decorativa con láminas transparentes puede convertirse en un elemento práctico y estético que mantenga la temperatura de los semilleros.
Labores esenciales del huerto en enero
Además de sembrar, enero marca el inicio de las labores fundamentales que prepararán el huerto para la primavera. Son trabajos sosegados que marcan la diferencia en la productividad y en la estética general del espacio.
1. Preparación y mejora del suelo
El invierno es perfecto para airear la tierra, incorporar compost maduro o estiércol bien descompuesto y dejar que las lluvias integren los nutrientes en el suelo durante los meses de invierno. Un huerto bien abonado no solo produce más, sino que se ve más ordenado y saludable de cara a la primavera, cuando empiezan a salir las primeras flores de la temporada.
2. Poda de frutales y ornamentales
La mayoría de árboles frutales (manzanos, perales, ciruelos) se podan en parada vegetativa. Y si el huerto convive junto a zonas de jardín, enero también es propicio para podar rosales, arbustos caducifolios y plantas trepadoras para controlar su forma y potenciar la floración en la primavera. Un jardín bien cuidado lleva meses de dedicación.
3. Protección del huerto frente a las heladas
Las temperaturas extremas pueden dañar plantas jóvenes y frutales. Se recomienda colocar mallas antiheladas, acolchados de paja o corteza decorativa, que además de proteger, aportan un acabado estético muy atractivo en balcones y patios.
5. Planificación de la temporada
Enero invita a diseñar el plan de cultivo: qué se sembrará, dónde, qué rotaciones seguir y qué colores o texturas predominan en el espacio. Para quienes ven el huerto como parte de la decoración exterior, este es el momento de decidir combinaciones de plantas que resulten tan productivas como visuales.
Fotografías | Unsplash
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