Según los últimos datos del INE, en España hay más de 18,7 millones de hogares, en los que viven personas solas, parejas con y sin hijos, familias monoparentales, estudiantes, amigos… Y, la encuesta no recoge el dato, pero seguro que en la mayoría hay, al menos, un mueble de IKEA.
En 1978 abrió su primera tienda en Gran Canaria, y en 1996 aterrizó en la península, con un local en Barcelona, revolucionando nuestro concepto de la decoración y los muebles, que aprendimos a montar por nuestra cuenta.
Toda una metáfora de lo que suponen los grandes (y pequeños) cambios en la vida, en los que toca tomar las riendas. Da igual si los hemos buscado o no, si sabemos adaptarnos y aprovecharlos, muchas veces descubrimos que han sido para mejor.
Estrenar piso, mudarnos a otra ciudad, tener un bebé, separarnos… Hay tantos momentos en los que la casa se transforma con nosotros, y en ellos, IKEA siempre nos lo pone más fácil con un precio muy ajustado. Así lo confirman los protagonistas de estas historias.
La magia de los nuevos comienzos
La librería BILLY es el mueble más vendido de IKEA, por eso no es de extrañar que Teresa tuviera una en su casa y Jorge otra, cuando decidieron buscar un piso para vivir juntos. Hace ya 15 años que sus estanterías (y sus vidas) se unieron, y siguen creciendo. “Nos encanta recorrer tiendas de libros de segunda mano los fines de semana y siempre cae alguna nueva adquisición, por lo que, de dos librerías hemos pasado a cinco y casi ha llegado el momento de añadir otra más”.
Susana recuerda cuando se fue a vivir sola por primera vez. Alquiló una habitación en un piso compartido con otras dos estudiantes, cada una de una comunidad diferente. “Solo tenía un armario empotrado, poco espacio y menos dinero. El zapatero TRONES me sirvió para guardar los zapatos, los apuntes y como mesita de noche. Esos años me lo pasé en grande”
Alberto, en cambio, se independizó en un apartamento para él solo y como le sobraba una estancia, se hizo un vestidor que era la envidia de todas las visitas. “Utilicé los armarios abiertos PAX, a los que añadí cajones, y un colgador SKUBB. Quedó realmente profesional, y me sentí muy orgulloso de haberlo hecho todo yo mismo. Años más tarde me casé, tuve una niña y esa habitación se ha convertido en mi despacho, pero todavía conservo los armarios en la casa de pueblo de mis padres”.
Ana volvió a empezar cuando se separó. Fueron momentos difíciles aunque, para compensar y mimarse, se compró un sofá con reposapiés de su color favorito, el amarillo, sin tener que negociar con nadie. Todavía hoy lo disfruta ella sola. Se trata del clásico sillón orejero STRANDMON. “Llevamos juntos cuatro años de felicidad”, nos cuenta.
Cuando la vida da un giro de 180º
Quizá uno de los momentos en que nuestra existencia da un vuelco más radical e ilusionante, es cuando la familia aumenta. Una etapa tan bonita como complicada, en la que toda ayuda es poca. En el caso de Carol el sillón POÄNG fue un auténtico apoyo durante la lactancia: “Me compré la versión mecedora para dar el pecho a la peque y ahí estuve tres meses, se calmaba de verdad cuando le daba caña al balanceo”
En el 2020, el mundo se paró por culpa del Covid-19 y tuvimos que quedarnos en casa. Nunca habíamos pasado por una situación parecida y nos tocó reajustar muchos aspectos de nuestro día a día. Marcos estaba muy habituado a hacer ejercicio, así que se montó el gimnasio en el salón con un único mueble de IKEA: el taburete escalón BEKVÄM.
“La banqueta BEKVÄM fue una de las herramientas más útiles que tuve en casa durante la pandemia. La utilicé como mini-escalera y para realizar ejercicios de calistenia (entrenamiento sin pesas usando el peso corporal). Ahora la sigo empleando para entrenar pierna, y hacer tríceps y pecho. Esta idea la obtuve del gimnasio, donde el dueño tiene una igual desde hace más de una década.”
Jose Ramón se mudó con su familia a un piso más pequeño y tuvo que habilitar su puesto de trabajo en el salón: “No había sitio para mi antiguo escritorio, por lo que en principio me acomodé en una mesa redonda de comedor. Como resultado, obtuve una tendinitis de caballo por no poder apoyar bien el codo. Había buscado escritorios y todos, o eran muy largos, o poco profundos, por lo que tampoco me daban espacio para colocar la pantalla y el teclado, ni apoyar bien los brazos. Además, necesitaba algo que pudiese desmontar fácilmente cuando tuviéramos invitados, y abriéramos la mesa de comedor grande. Al final hallé el remedio perfecto con la mesa TROTTEN, por tamaño, espacio libre bajo el tablero y facilidad en el desmontaje.”
Como ves, son tantas las soluciones disponibles en IKEA, como las situaciones inesperadas (o esperadas) que nos depara cada trayectoria vital.
En su web encontrarás diseños funcionales, inteligentes y asequibles, que unidos a tu imaginación y creatividad, forman un tándem infalible. Y si necesitas más facilidades, en IKEA tienes financiación hasta 48 meses sin intereses. ¿Quién dijo miedo al cambio?