Con un simple secador de pelo, tu radiador funcionará mejor y calentará más

España se ve envuelta en una ola de frío extrema. Las temperaturas bajan de manera abrumante y nosotros ya estamos preparando nuestra casa para que esta nueva estación no nos pille con las manos vacías. No obstante, el elevado precio de la luz, nos anima a buscar soluciones eficaces pero eficientes, que no nos den un susto a final de mes.

Y cuando hablamos de mejorar la eficiencia de la calefacción, solemos pensar en purgar los radiadores, regular la caldera o instalar válvulas termostáticas. Sin embargo, existe una herramienta que todos tenemos en casa, que no requiere conocimientos técnicos y que puede mejorar el rendimiento de los radiadores de manera sorprendente: un secador de pelo.

Sí, ese mismo aparato que usamos después de la ducha, puede convertirse en un aliado silencioso del ahorro energético. Y su función no es calentar, sino expulsar el polvo acumulado en las zonas más difíciles del radiador, una de las causas más frecuentes de pérdida de eficiencia.

El problema del polvo

Los radiadores, especialmente los modelos de panel o los clásicos de hierro fundido, acumulan con el tiempo partículas de polvo entre sus láminas y recovecos. Aunque no lo veamos, ese polvo actúa como una capa aislante que dificulta la transmisión del calor al ambiente. Es decir, la calefacción trabaja más, consume más y calienta menos. 

Además, este problema se agrava en los hogares con mascotas, textiles abundantes o poca ventilación, donde la acumulación es mayor. Y aquí es donde entra en acción nuestro discreto protagonista.

El secador de pelo

Usar el secador de pelo para limpiar los radiadores es un truco sencillo, rápido y sorprendentemente eficaz. Su potencia de aire permite llegar a rincones donde ni la aspiradora ni el plumero consiguen acceder. Para su funcionamiento, lo único que tenemos que hacer es apagar la calefacción y, cuando el radiador esté frío, colocar una toalla en el suelo y activar el radiador en modo aire frío (nunca caliente). 

Dirige el aire entre las lamas y en los laterales y finaliza el proceso pasando un paño húmedo por toda la superficie visible. En pocos minutos, el radiador queda limpio por dentro, permitiendo que el aire caliente fluya mejor y aumentando su eficiencia sin hacer ninguna instalación ni inversión.

Otras herramientas y trucos

En diseño de interiores, la circulación del aire es tan importante como la circulación de las personas. Un radiador necesita espacio para que el aire caliente ascienda y se mezcle con el aire frío de la habitación. Por eso, los decoradores recomiendan:

• Dejar al menos 20 o 30 centímetros libres delante del radiador. Es espacio suficiente para que el aire pueda fluir sin obstrucciones. No hace falta vaciar la habitación, solo retirar ligeramente los muebles.
• Evitar cubrirlo con cortinas largas. Las telas gruesas actúan como mantas térmicas que atrapan el calor. Si quieres conservar cortinas hasta el suelo, colócalas de forma que apenas rocen el marco y no queden pegadas al radiador.
• No usar el radiador como balda improvisada. Objetos decorativos, plantas o ropa limitan la liberación del calor. Menos es más, y cuanto más libre quede, mejor.
• Si está bajo una ventana, coloca un estante estrecho sobre él. Paradójicamente, un pequeño estante (colocado en la pared, no apoyado en el radiador) puede ayudar porque desvía el aire caliente hacia el interior y evita que se pierda por el cristal. Es una intervención sencilla, estética y eficaz.

La tendencia actual en decoración valora los espacios limpios, abiertos y bien ventilados. Liberar la zona del radiador no solo es eficiente, también contribuye a ambientes más ordenados y visualmente equilibrados. Aprovecha para reorganizar la estancia: mover el sofá unos centímetros puede cambiarlo todo, tanto en estética como en confort térmico.

Imagen de portada | Designer & Traditional Radiators

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