Adiós amoniaco, este es el producto de Mercadona que hay que poner en el agua caliente de la fregona para dejar un suelo reluciente

La limpieza del hogar está repleta de trucos tradicionales que se transmiten de generación en generación. Sin embargo, cada cierto tiempo surgen métodos que revolucionan por completo la forma de mantener nuestras superficies impecables. 

Es el caso del consejo viral de Yolanda García (@yolandatolanditayoli), experta en decoración y limpieza, quien propone despedirse del clásico amoniaco para conseguir suelos brillantes y relucientes utilizando un producto inesperado de Mercadona: el abrillantador de lavavajillas.

Un suelo reluciente

Yolanda García explica que no hace falta complicarse la vida ni recurrir a productos agresivos para lograr un acabado espectacular. Su método es tan sencillo como eficaz: basta con llenar el cubo de la fregona con agua bien caliente y añadir un chorreón generoso de abrillantador de lavavajillas de Mercadona. Esta mezcla, aparentemente simple, ofrece un resultado sorprendente incluso en suelos apagados o con pérdida de brillo por el uso diario.

Según la experta, el gran secreto está en el efecto óptico que genera este abrillantador, pensado originalmente para dar brillo a la vajilla. Al aplicarlo diluido en el agua de fregar, el suelo adquiere una luminosidad progresiva conforme se va secando. “Por favor, podéis comprobar paso a paso el brillo que va dejando”, explica García, segura del impacto visible que consigue este truco. 

Aunque recalca que no se trata de un producto desinfectante, sí es perfecto para esos días en los que se busca un acabado más estético que higiénico. Además, una de las grandes ventajas de este método es su rapidez de secado. El abrillantador reduce la humedad residual sobre el pavimento, evitando marcas, velos opacos o la necesidad de pasar varias veces la fregona. 

El resultado es un brillo uniforme y duradero que funciona en prácticamente cualquier tipo de superficie: gres, porcelánico, tarima laminada e incluso suelos vinílicos, siempre que se utilice la cantidad adecuada y el agua muy caliente para optimizar el efecto.