Es una manualidad sencilla de reciclaje creativo que reutiliza tapas grandes y materiales básicos para ganar orden en casa
Las tapas de plástico suelen ser ese residuo doméstico que nadie sabe muy bien dónde colocar. Se acumulan en cajones, aparecen sin su recipiente correspondiente y, tarde o temprano, acaban en la basura. No es un gesto menor: el plástico puede tardar siglos en degradarse, así que cualquier segunda vida cuenta.
Frente a esa realidad cotidiana, el reciclaje creativo sigue ganando terreno. No como discurso grandilocuente, sino como solución práctica para el día a día. Reutilizar lo que ya está en casa, sin comprar herramientas ni materiales caros, se ha convertido en una de las claves del DIY contemporáneo.
Texturas naturales
En este contexto se enmarca una idea compartida por la creadora Camelia DIY en YouTube, que propone transformar una simple tapa redonda de plástico en un organizador dividido de tres compartimentos. El resultado no solo es funcional, sino que también incorpora texturas naturales que lo alejan del aspecto improvisado.
El proyecto parte de una tapa grande como la de un bote de café o incluso la de un cubo de pintura, restos de cartón, cuerda de yute, retales de tela y silicona caliente. No hace falta coser ni tener experiencia previa: todo se fija con pegamento, lo que lo convierte en una manualidad accesible para casi cualquiera.
Calcar la tapa
El primer paso consiste en calcar la tapa sobre cartón, dotarse de una pistola de silicona y pegar la tela en la tapa con unas gotas de silicona. Después, hay que cortar la tela sobrante y se obtiene una tapa artesanal super bonita.
A partir de ahí, se cortan tiras de cartón que servirán para levantar las paredes del organizador, tanto las interiores como la exterior, ajustando la altura según el uso que se le quiera dar, y se van forrando con cuerda de yute, fijándola con silicona poco a poco, que le darán un toque super artesanal.
Después, estas tiras de cartón alargadas se tienen que siliconar a la tapa previamente preparada en forma de círculo. Previamente, se han preparado también tres tiras de cartón forrado con yute que, como un pastel divividido en tres partes, servirán como separadores o compartimentos de la caja que estamos preparando.
Se remata todo con una cuerda gruesa en la parte superior y en la parte inferior. Al unir todas las piezas, el conjunto adquiere un acabado sorprendentemente sólido y con un aire artesanal muy buscado en decoración.
Una de las ventajas del proyecto es su adaptabilidad. Funciona igual de bien con tapas pequeñas que con otras de mayor tamaño procedentes de envases de avena o alimentos familiares, dando lugar a diferentes posibilidaes. El organizador puede usarse para material de escritorio, accesorios, llaves o pequeños objetos del día a día, incluso para el recibidor.
Además, el diseño admite variaciones. Sustituir el yute por hilo de colores, cintas anchas o telas estampadas permite personalizar el resultado según el estilo de la casa, desde un toque rústico hasta uno más bohemio o alegre. No hay una versión correcta, solo la que encaje mejor en cada espacio. A veces, una tapa olvidada y un poco de tiempo bastan para sumar orden, reducir residuos y, de paso, estrenar organizador nuevo sin pasar por caja.
Fotos | Pexels y Camelia DIY/YouTube
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