No todos los estropajos sirven para lo mismo. Elegir bien puede evitar rayones, bacterias y limpiezas eternas
La cocina puede parecer un territorio simple hasta que llega el momento de limpiar. Lo que para muchos es un estropajo para todo, para expertos en limpieza es, directamente, un error de principiante doméstico. Ciertamente, cada material tiene su función y, si no se respeta, el desastre está servido.
Basta con imaginar una olla quemada y una encimera de cristal. Lo que funciona para una puede arruinar la otra en segundos. Por eso, como explican Julia y Natalia (@organizadediez), el truco está en elegir el correcto según la superficie que quieras limpiar.
Parece obvio, pero mucha gente sigue ignorándolo. Además, no se trata solo de elegir bien, sino también de usar correctamente lo que ya tenemos. Las bayetas, por ejemplo, deben doblarse para limpiar con más eficacia y nunca quedarse húmedas en el fregadero por la noche. Y las de microfibra tienen dos caras: una más suave, otra más absorbente y eficaz.
Estropajo abrasivo
Este es el clásico para las batallas difíciles: parrillas, sartenes u ollas con restos quemados. Está diseñado con fibras sintéticas abrasivas y resina, capaces de arrastrar grasa y suciedad incrustada sin deshacerse con facilidad. Es resistente, versátil y sirve tanto en seco como en húmedo. Ideal para los restos imposibles, pero un enemigo mortal para superficies delicadas.
Estropajo de baja abrasión o “no scratch”
Aquí manda la suavidad. Este estropajo está pensado para teflón delicado, vitrocerámicas u ollas antiadherentes. No raya, no marca y se adapta bien a superficies sensibles. Además, se seca rápido y suele tener un diseño ergonómico que facilita la limpieza diaria sin esfuerzo. Es el favorito para quienes cuidan cada detalle.
Estropajo de celulosa
Si hay que absorber líquidos, este es el rey. Fabricado en materiales biodegradables, funciona como una esponja flexible, perfecta para encimeras, mesas y limpiezas generales. Su gran capacidad de absorción y su facilidad para generar espuma permiten usar menos producto y limpiar más rápido. Al humedecerse, se expande y resulta muy cómodo de manejar.
Estropajo de acero
Es la artillería pesada. Se utiliza únicamente cuando hay suciedad incrustada muy resistente y siempre en superficies que puedan soportarlo. Su textura metálica es muy abrasiva, por lo que las expertas advierten: ni se te ocurra pasarlo sobre teflón, cristal o superficies antiadherentes. Es duradero, rentable a largo plazo y fácil de mantener limpio.
Elegir bien el estropajo no es una cuestión estética, sino de eficacia y cuidado. Usar el modelo adecuado alarga la vida de tus superficies, mejora la limpieza y evita disgustos innecesarios. Porque no todos los trapos sirven para todo y, en casa, un buen hábito vale más que una limpieza a lo loco.
Fotos | Montaje
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