La guía definitiva para dejar tu cocina reluciente y sin rastro de bacterias

Con esta guía podrás limpiar toda la cocina para que esté siempre impecable 

La cocina se ha convertido en el corazón de muchas casas. Allí, además de cocinar, se desayuna corriendo antes de salir al trabajo, se  hacen deberes, se producen conversaciones íntimas en torno a la isla o momentos de risas compartidas durante la preparación de las cenas con los amigos. Por no hablar de esos momentos de quietud matutina acompañados del aroma del café recién hecho en tu flamante desayunador antes de que el resto de la familia se levante.

Sin embargo, esta intensa actividad cotidiana convierte a la cocina en el ecosistema doméstico más desafiante desde el punto de vista higiénico. Las micropartículas de grasa en suspensión, las salpicaduras imperceptibles de aceites durante la cocción, los vapores cargados de humedad y los residuos orgánicos crean un caldo de cultivo ideal para microorganismos y la proliferación de olores persistentes. Esta realidad hace que dominar las técnicas de limpieza profesional sea fundamental no solo para preservar la salud familiar, sino para mantener la elegancia y funcionalidad de este espacio vital.

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Cada cuanto hay que limpiar la cocina

Es evidente que resulta imposible dedicar tiempo cada día a una limpieza completa de la cocina, tanto por logística como por falta de horas. Sin embargo, tampoco conviene dejar que la suciedad se acumule, porque cuando llegue el momento de ponerse manos a la obra, la tarea se convertirá en una auténtica maratón de limpieza.

Ritual diario que cuesta 10 minutos

A diario deberíamos limpiar la encimera y la poza después de cocinar, eliminar la suciedad de la placa vitrocerámica, fregar los platos, barrer para limpiar las migas y restos que caen al suelo, y fregar para que las manchas que han caído al suelo no se incrusten demasiado. 

Limpieza semanal

Una vez a la semana es importante limpiar en profundidad espacios y elementos que durante el día a día no nos da tiempo. Por ejemplo, es conveniente limpiar las puertas de los armario, las baldosas de las paredes (sobre todo, las del frente de la cocina) o las puertas de los electrodomésticos.

Limpieza mensual

Una vez al mes deberías vaciar y limpiar el interior de los armarios, vaciar y limpiar el frigorífico, además de hacer una limpieza a fondo del microondas, el horno y el lavavajillas. Limpia también las lámparas y luminarias para quitar el polvo y la grasa acumulados, además de elementos decorativos que puedas tener en la encimera o en los estantes. 

Limpieza trimestral

Cada tres meses es importante limpiar los filtros de la campana extractora para dejarla libre de grasa y que funcione mejor y evitar incendios, además de revisar la despensa para tirar alimentos caducados. 

El orden importa: de arriba abajo y de lejos hacia cerca

Para no ensuciar lo que ya limpiaste, a la hora de limpiar la cocina sigue un recorrido metódico:

  1. Techo y luminarias: polvo, grasa o telarañas pueden acumularse en lámparas y campanas. Pásales un paño suave húmedo o un plumero de microfibra.
  2. Azulejos y salpicaduras: carga tu spray con agua tibia y unas gotas de vinagre si no hay juntas muy delicadas, y limpia desde lo más alto hacia abajo.
  3. Armarios superiores (frentes y tiradores): rocíalos ligeramente y pásales un paño húmedo, luego sécalos bien.
  4. Repisas y estantes: retira objetos, límpialos y devuelve cada pieza a su lugar antes de continuar.

Con este orden evitas que el polvo y las gotas se depositen sobre superficies ya puras.

La encimera, siempre impecable

La encimera es la zona de la cocina que mayor mantenimiento debe tener. No en vano, es la superficie que usamos a diario y de forma intensiva desde que amanecemos para preparar el desayuno, hasta que anochece y preparamos la cena. Y sobre ella apoyamos la compra del mercado, ponemos alimentos crudos para cortarlos, y dejamos utensilios de todo tipo. Por eso, debemos limpiarla de forma escrupulosa tras cada uso para evitar contaminaciones cruzadas y la proliferación de bacterias. 

  • Si la encimera es de mármol, puedes limpiarlas con agua tibia y jabón neutro. Para la suciedad incrustada, puedes utilizar una pasta hecha con bicarbonato y agua, dejándola que actué varias horas antes de retirarla con un paño suave.
  • Las encimeras de melamina o de cuarzo puedes limpiarlas pasando una bayeta húmeda con agua jabonosa. 

Fregadero, vitrocerámica y zonas “de batalla”

  • Fregadero y grifería: frota con bicarbonato en las zonas teñidas o manchadas, y luego aplica vinagre para que actúe como desincrustante. Usa un cepillo fino para las aristas y la base del grifo.
  • Líneas de transición (entre encimera y alicatado, zonas pegadas a fogones): estas zonas suelen acumular grasa difícil. Un desengrasante potente (o una mezcla casera con agua caliente y jabón alcalino) y un cepillo de cerdas duras suelen ser eficaces.
  • Para limpiar la vitro, aplica un poco de limpiador específico para vitrocerámicas o, si prefieres algo casero, puedes mezclar bicarbonato con agua para formar una pasta ligera que se debe extender con una bayeta de microfibra. Para acabar, deberás aclarar con un paño húmedo y secar con papel de cocina.

Electrodomésticos: brillantes sin esfuerzo

Cada aparato tiene su técnica, pero aquí van algunos trucos universales:

  • Microondas: llena un recipiente apto con agua + un chorrito de vinagre, caliéntalo durante 2–3 minutos para generar vapor y soltar la suciedad adherida. Luego limpia con un paño suave. También puedes poner un bol con agua y un limón cortado a rodajas, metiéndolo en el microondas tres minutos a máxima potencia. Después, hay que limpiar las paredes con un paño. 
  • Frigorífico: Para limpiar la nevera, deberás vaciarla por completo y retirar las baldas. Lávalas con agua tibia y jabón neutro. Las superficies interiores pueden limpiarse con una mezcla suave de agua y vinagre. Al volver a colocar los elementos, limpia las fechas y envases.
  • Horno y parrillas: aplica una pasta de bicarbonato y agua, deja actuar varias horas (o toda la noche), luego retira con un paño húmedo; para manchas persistentes, ayuda un poco de vinagre o limpiador específico.
  • Campana extractora y filtros: Para limpiar la campana extractora, remoja los filtros metálicos en agua caliente con jabón o desengrasante, cepilla y aclara. Limpia el interior de la campana con un spray desengrasante y un paño microfibra.
  • Frentes de electrodomésticos (acero inoxidable, vidrio, lacados...): utiliza productos específicos o una mezcla suave de agua y jabón; para el acero inoxidable, aplica siempre en dirección de veta y termina con paño seco para evitar marcas.

Puertas de los armarios: adiós a las huellas

El frontal de los armarios de cocina es una de esas zonas que, sin darnos cuenta, acumula mucha grasa, polvo y huellas. No hace falta limpiarlos cada día, pero tampoco conviene dejarlos meses sin atención, porque la grasa de la cocina se va fijando y luego cuesta mucho más quitarla. Por eso, es bueno realizar una limpieza una vez a la semana o cada 10 días con un paño húmedo con agua y un poco de jabón neutro o multiusos con el fin de acabar con la grasa. Además, una vez al mes puedes hacer una limpieza más profunda, desengrasando y repasando juntas, tiradores y bordes.

  • Quita el polvo superficial: Pasa un paño seco de microfibra para retirar polvo o restos sueltos antes de aplicar líquidos. Así evitarás que la suciedad se extienda.
  • Preparar la mezcla jabonosa: En un cubo con agua tibia añade unas gotas de jabón neutro o lavavajillas. Si hay grasa más resistente, puedes añadir un chorrito de vinagre blanco o una pizca de bicarbonato (pero solo en armarios no delicados, nunca en madera natural sin tratar o lacados brillantes).
  • Frotar suavemente: Humedece la esponja o el paño en la mezcla, escúrrelo bien y limpia el frontal con movimientos circulares de arriba abajo. Insiste en la zona de los tiradores, que suele acumular más grasa y huellas.
  • Aclarar: Pasa un paño limpio humedecido solo en agua para eliminar restos de jabón y evitar cercos.
  • Secar: Con un paño seco y suave (mejor microfibra), repasa toda la superficie para que no queden marcas de agua ni rayas.
  • Extra: cuidado del material
    • Madera barnizada o natural: usa solo jabón neutro y evita exceso de agua.
    • Lacados o brillo: mejor paño de microfibra muy escurrido y productos específicos anti-huellas.
    • Melamina o laminados: aguantan bien agua con jabón y algún desengrasante suave.

Suelos y rodapiés: dejar huella de limpieza

El suelo suele ser el último paso, ya que es donde caerán restos si no lo dejas para lo último:

  • Barre o aspira para eliminar migas, polvo y residuos.
  • Pasa una mopa o fregona bien escurrida con un producto adecuado al tipo de suelo.
  • Para limpiar suelos de cerámica, gres o terracota sin usar productos industriales, puedes preparar una mezcla con una taza de vinagre diluida en cuatro litros de agua. 
  • En zonas de rodapiés, esquinas y juntas, utiliza un cepillo fino o un paño húmedo en detalle.
  • Seca inmediatamente para evitar humedad residual.

Detalles que marcan la diferencia

Una cocina impecable destaca no por lo obvio, sino por los pequeños matices:

  • Interruptores, pomos y manillas: se ensucian con facilidad por el contacto frecuente. Límpialos con paño húmedo periódicamente para evitar la acumulación bacteriana. 
  • Sellos de nevera, bisagras: revisa y limpia con un paño húmedo o un cepillo pequeño para evitar acumulaciones ocultas.
  • Juntas de silicona y zonas de difícil acceso: una brocha fina o un bastoncillo impregnado de limpiador puede hacer maravillas.
  • Utensilios de uso diario: revísalos y elimina aquellos que estén deteriorados (tuppers sin tapa, tablas de cortar envejecidas, sartenes con teflón degradado). 
  • Cuida tus herramientas de limpieza: las esponjas y bayetas acumulan bacterias. Es recomendable desinfectarlas con calor (por ejemplo, en el microondas unos segundos) o cambiarlas periódicamente. 
  • Aroma final delicado: deja una rodaja de limón en el desagüe del fregadero o coloca unas gotas de aceite esencial en la bayeta final para perfumar suavemente el ambiente.

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