Hotel Puerta América: Norman Foster

Ya os hemos hablado de la primera planta del Hotel Puerta América, diseñada por Zaha Hadid y una de las más espectaculares del hotel, así que ahora subimos un nivel más y nos vamos a la segunda planta.

Como cada vez que cambiamos de planta, cambio radical, entramos en otro mundo, en esta ocasión diseñado por el también conocidisimo arquitecto Norman Foster, también poseedor del premio Pritzker de arquitectura, además de reciente Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

Vamos a verla:

Norman Foster

Norman Foster nació en Manchester hace ya en 74 años. Allí estudió Arquitectura y Urbanismo antes de obtener la beca Henry para proseguir sus estudios en la Universidad de Yale.

Creo su estudio en 1967, actualmente conocido como Foster and Partners, con sede central en Londres y desde donde ha desarrollado su actividad en los últimos años y desde donde coordina sus proyectos por todo el mundo. Ha proyectado edificios en más de 150 ciudades de hasta 50 países.

En la segunda planta del Hotel Puerta América Foster propone jugar con las formas y los materiales, con el que pretendía expresar lujo y sensualidad, a la vez que conseguir que el huésped desconectara de una ciudad como Madrid. "Un perfecto santuario urbano" según sus palabras.

Podéis ver otros de sus proyectos en su web: Norman Foster

Lobby y pasillo

Para el proyecto del hotel, Foster colaboró con el escultor Eduardo chillida, amigo del arquitecto y que esculpió la pieza que recibe a los clientes en el lobby.

Un lobby y un pasillo que destacan por el uso del cuero blanco roto, con el que el arquitecto quería conseguir transmitir intimidad al huésped, y el vidrio retroiluminado, creando ese aspecto High tech que caracteriza la arquitectura del inglés.

Habitaciones

En las habitaciones Foster busca un ambiente flexible de lineas sencillas pero sugerentes, y vuelve a utilizar el cuero blanco roto, además de una tarima en roble, para conseguir intimidad y calidez. La cama la sitúa baja, invitando al descanso y le coloca un cabecero también de cuero, en este caso marrón.

El baño sorprende también con la utilización de particiones de vidrio y un techo que es un lienzo retroiluminado, evocando de nuevo al high tech siempre presente en los diseños de Foster.

La pieza más destacada de la habitación, es el escritorio en onix retroiluminado que recorre toda las estancia hasta llegar al baño, haciendo las veces de lavabo. De esta forma Foster une el espacio y busca la flexibilidad y versatilidad en el uso de la habitación.