Hotel El Postigo, en Úbeda

Hotel El Postigo, en Úbeda
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Este fin de semana estuve por tierras jienenses, y senté mis reales en el Hotel El Postigo, en Úbeda. Cuando visito un alojamiento siempre tengo la esperanza de que tenga algo que aportar en el aspecto decorativo; por una parte, porque me gusta descansar en un entorno agradable, y por otra porque siempre deseo compartir con los lectores de Decoesfera los sitios que voy descubriendo.

En esta ocasión fue una sorpresa agradable, el Hotel está situado en el centro histórico de Úbeda, rodeado de calles empedradas. Fue construido a partir de un edificio original que aportaba pocas posibilidades, pero que tomó sentido al añadir una fachada junto al jardín, núcleo que comunica el interior con el exterior.

El hotel tiene dos accesos, uno discreto desde la calle Postigo, y la entrada principal, donde una escalinata nace junto a una tranquila zona de estar al aire libre. El recibidor es luminoso y da acceso a la zona de habitaciones y a un agradable salón de estar. Las paredes blancas enmarcan una serie de muebles de carácter, butacas y sofás que cuentan una historia, ya que en las paredes, grandes lienzos reproducen fotografías en las que estas piezas son las protagonistas. Las imágenes los reproducen en otro contexto, posados en las calles de Úbeda y acompañados de personas, bien sentadas sobre ellos o rodeándolos en grupo. Una propuesta decorativa muy interesante y original.

Comedor

El salón es amplio y está rodeado de cristaleras por las que entra gran cantidad de luz que se refleja en las paredes blancas. Este ambiente tan luminoso es un buen marco para un conjunto heterogéneo de muebles, que son los que aportan el toque de color y distinción: granates, beiges dorados, y butacas tapizadas en color antracita sobre carpintería plateada. La chimenea es tan solo un hueco rectangular en la pared, sencilla y cálida a la vez. La iluminación tiene gran importancia en El Postigo, y a lo largo de las estancias comunes se suceden varios modelos de lámparas que llenan y decoran los techos aportando necesarios volúmenes.

Comedor

Junto a este salón, se encuentra el comedor, separado por una enorme puerta corredera de cristal. Esta estancia cambia de aspecto y función según la hora del día y las necesidades de los clientes: salón de desayunos, restaurante, o sala de juntas. Una barra da servicio y es foco de atención, con tres taburetes apostados junto a ella, tapizados en chenilla de colores. Las mesas, perfectas para cuatro personas, cambian de sitio y orientación en un abrir de ojos. Las sillas se visten de colores y formas distintas, una combinación que resulta serena a la vez que aporta dinamismo.

Habitación

Las habitaciones son sencillas y cómodas, en una apuesta clara por la funcionalidad, pero no dejan de ser acogedoras. Centran la atención dos camas gemelas juntas, enmarcadas por sendas mesillas de noche de líneas rectas, tan solo un apoyo, sin cajones ni puertas. La iluminación corre a cargo de dos lámparas de pared, en la zona de descanso, y una de pie, junto al escritorio.

Baño

En una esquina, un comodísimo y enorme butacón sirve para descansar entre horas, y en lugar de armario, se ha aprovechado un hueco entre el baño y la habitación para crear un vestidor abierto, práctico y muy cómodo. El baño es también sencillo, una superficie blanca en la que destaca el lavabo, de forma circular, colocado sobre un mueble de piedra.

El hotel cuenta con una piscina, que dadas las fechas no nos atrevimos a disfrutar, y un patio de entrada, cuajado de árboles, una buena zona de estar cuando el sol calienta.

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